Marca científica: cómo destacar tu investigación en Instagram

Instagram se posiciona como una herramienta clave para fortalecer la marca científica, permitiendo visibilizar investigaciones a través de contenido visual y narrativas accesibles. La combinación de estrategia, autenticidad y comunicación eficaz impulsa el alcance de proyectos académicos en audiencias amplias y diversas, sin comprometer el rigor científico.

En la era digital, la visibilidad de una investigación ya no depende únicamente de su publicación en revistas especializadas. La marca científica —o scientific branding— se ha convertido en una herramienta estratégica para investigadores, grupos de trabajo e instituciones que buscan posicionarse más allá del aula o el laboratorio. Y en ese ecosistema, Instagram emerge como una plataforma clave para conectar con audiencias amplias y comprometidas. ¿Cómo hacerlo sin perder el rigor académico? La respuesta está en el contenido.

Instagram y ciencia: una alianza inesperada pero efectiva

Instagram no solo es un espacio para influencers y marcas comerciales. Con más de 2.000 millones de usuarios activos al mes, se ha convertido en una de las redes con mayor capacidad de engagement, especialmente para cuentas con audiencias medianas (entre 10.000 y 100.000 seguidores), que pueden alcanzar tasas de interacción superiores al 6%.

Para el ámbito académico, esto representa una oportunidad valiosa: difundir contenido científico de forma visual, humana y estratégica, adaptándose a los formatos y dinámicas del entorno digital sin comprometer la credibilidad.

Contenido con propósito: la clave del marketing científico

Una marca científica sólida no se construye con publicaciones aleatorias. Requiere una estrategia de comunicación clara, donde cada pieza de contenido cumpla una función: informar, conectar, inspirar o posicionar.

Algunas prácticas recomendadas:

Mostrar el detrás de cámaras: fotos del laboratorio, salidas de campo o momentos cotidianos del equipo generan cercanía. El público quiere conocer a las personas detrás de los hallazgos.

Utilizar Reels e historias destacadas: los videos cortos permiten explicar conceptos complejos en segundos. Además, pueden reciclarse en otras redes como TikTok.

Publicar con frecuencia, sin saturar: entre 2 y 3 publicaciones semanales son suficientes si tienen valor. Más vale calidad que cantidad.

Optimizar con hashtags estratégicos: etiquetas como #ScienceCommunication, #PhDLife, #DivulgaciónCientífica o #CienciaLatam ayudan a llegar a nuevas audiencias interesadas.

Planificación flexible: trabajar con un calendario editorial evita improvisaciones, pero es importante dejar espacio para interactuar espontáneamente con la comunidad.

Narrar para emocionar: conectar la cabeza con el corazón

El storytelling no es un lujo, es una necesidad. Como señala la comunicadora climática Katharine Hayhoe, la ciencia debe conectar cabeza, corazón y acción. En Instagram, esto se traduce en contenido que combine datos con historias, imágenes potentes con mensajes emocionales.

Por ejemplo, la historiadora médica Lindsey Fitzharris transforma investigaciones históricas en relatos visuales intrigantes. Su cuenta ha logrado atraer a miles de personas que, de otro modo, quizás nunca se interesarían por la historia de la medicina.

Lo mismo ocurre con instituciones como la American Urological Association, que ha logrado ampliar su alcance global simplemente compartiendo portadas de revistas, hallazgos destacados y momentos cotidianos del proceso editorial.

Retos y debates: ¿vale la pena el esfuerzo?

No todo es perfecto en el uso de redes para la marca científica. Persisten tensiones:

  • Desigualdad en la carga de trabajo: las tareas de divulgación digital suelen recaer en mujeres y minorías, quienes ya enfrentan barreras estructurales dentro del sistema académico.
  • Frontera entre lo personal y lo profesional: mostrar personalidad es valioso, pero es necesario mantener coherencia con el tono y la reputación científica.
  • Limitaciones del algoritmo: publicaciones complejas o especializadas pueden tener menos visibilidad si no se adaptan a formatos visuales o tendencias del momento.
  • Desinformación: estar presente en redes también implica asumir el rol de vigilante frente a pseudociencia y discursos engañosos.

Frente a estos desafíos, la respuesta no es el silencio digital, sino la presencia estratégica y ética. Como señala la científica Paige Jarreau, comunicar ciencia en Instagram no resta valor académico; lo amplifica.

Construir confianza a través del contenido

Una marca científica exitosa en Instagram no busca “viralizarse” a cualquier precio. Busca generar comunidad, compartir conocimiento y consolidar una voz confiable. Desde la microbiología hasta la antropología, desde el trabajo de campo hasta la edición de revistas científicas, cada perfil tiene algo único que aportar al ecosistema digital.

En un mundo saturado de imágenes, la ciencia también puede destacar. Solo necesita atreverse a contar su historia, imagen por imagen, palabra por palabra.

Fuentes

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